Segunda parte de la selección de nuestros rincones con encanto de la provincia de Cádiz. Nos sumergimos en la magia y fascinación que provocan los múltiples espacios singulares de un territorio donde la belleza natural se alimenta de los mitos y leyendas de su prolífico pasado. Crisol de culturas y civilizaciones que han labrado una huella imperecedera.
Hace unas semanas publicamos la Primera Parte de nuestro reportaje sobre los 10 rincones con encanto de la provincia de Cádiz. Pero son más, muchos más, los rincones fascinantes que podemos encontrar, un sinfín de lugares llenos de magia y misterio que queremos compartir con vosotros.
1. El islote y Castillo de Sancti Petri.
Comenzamos con la magia y las leyendas en torno al islote de Sancti Petri y el Templo de Hércules o Melkart, un santuario que la expedición fenicia que fundó Gadir levantó en la zona hacia el 1100 a. de C. Testigo de importantes páginas de la historia, ha tenido siempre un componente mítico vinculado al origen de la civilización en la Bahía de Cádiz. Desde el bello entorno natural que conforman la desembocadura del caño de Sancti Petri y la Punta del Boquerón de la playa de Camposoto, podemos disfrutar de la bonita estampa que dibuja la silueta de los restos del baluarte defensivo levantado en el islote y, con marea baja, el afilado arrecife que lo prolonga.
2. El Cao de la Real Fábrica de Artillería de Jimena.
Junto al bello curso del río Hozgarganta y en la zona baja de la población de Jimena de la Frontera, encontramos los restos del que fuera el Cao o Canal de la conocida popularmente como “Fábrica de bombas”, una instalación que ordenara construir Carlos III en el siglo XVIII para la producción de armamento bélico. El Cao, de más de 650 m de longitud, alimentaba los fuelles de aire de la fundición, y sus restos dan lugar a un paisaje entre fantasmal y fascinante.
3. El Tajo del Águila.
Entre el P.N. de Los Alcornocales y el de la Sierra de Grazalema, una roca en forma de aguja de 20 m de altura da nombre a un enclave natural conocido como el “Tajo del Águila”, en pleno embalse de Guadalcacín II, junto al municipio de Algar. Junto a la cola del embalse, que alimenta desde Benamahoma el río Majaceite, se encuentra el manantial de Tempul, punto de nacimiento del fascinante acueducto romano de Gades, que construyera el Cónsul en Gades Cornelio Balbo “El Menor” el siglo I a. de C. para abastecer de agua a la Bahía de Cádiz.
4. El Palomar de la Breña.
Uno de los edificios más singulares y misteriosos de la provincia de Cádiz, situado en el Parque Natural del que toma nombre: el Palomar de la Breña. Enclavado en un entorno natural privilegiado, perteneciente al municipio de Barbate, el palomar del siglo XVIII tiene aproximadamente 400 m2 de superficie y llegó a contar con 7.770 nidos, siendo por ello uno de los palomares más grande del mundo. La bella hacienda del siglo XVIII que lo alberga, convertida hoy en un coqueto alojamiento rural, ha sido motivo de diversas leyendas, entre las que se incluye la curiosa historia de su dueño vasco.
5. El neoclásico de Chiclana.
En Chiclana de la Fontera nos encontramos con un buen surtido de la mejor arquitectura religiosa y civil de estilo neoclásico, donde las figuras de Torcuato Cayón y su ahijado y discípulo Torcuato Benjumeda han dejado una huella muy visible. Es el caso del conjunto formado por la Casa Briones, la popular ermita de Santa Ana y, en especial, la iglesia de San Juan Bautista. Obra inacabada y Bien de Interés Cultural, os sorprenderá por su belleza, su magnífica fachada y su grandiosidad interior, un juego espacial conformado por enormes pilares cruciformes y bellas bóvedas elípticas en sus naves laterales.
6. El Pico del Aljibe.
Estamos en el mirador más espectacular de la provincia de Cádiz. El Pico del Aljibe, situado en el límite fronterizo de las provincias de Málaga y Cádiz, forma parte, junto al Picacho, de uno los puntos más altos del Parque Natural de los Alcornocales. Desde su impresionante cima, situada a más de mil metros de altitud, y rodeada de un precioso y variado jardín de vegetación arbustiva y matorral de montaña, podemos disfrutar de las diversas formaciones vegetales, cambiantes según la altitud, de la Sierra y el Parque Natural, del Peñón de Gibraltar y el Estrecho, de la costa africana, de la cuenca del Barbate y de la Bahía de Cádiz, de la gran llanura sevillana y, para cerrar el círculo, de la serranía de Ronda.
7. El acueducto de la barriada del Cobre de Algeciras.
Esta curiosa construcción civil del siglo XVIII, conocida como el acueducto de “Los Arcos” o de Algeciras, se levantó con el objeto de abastecer de agua a la ciudad desde los manantiales cercanos de las sierras próximas. Un primer tramo de arcos conocido como “La Bajadilla” tuvo su continuación en los llamados “Arcos del Cobre”, en la barriada del mismo nombre. Actualmente se conserva una parte importante de este tramo que, tras su restauración, ha sido integrado en su entorno como zona verde.
8. La playa o cala Arenillas.
En pleno Parque Natural del Estrecho, frente a la costa africana, y en un entorno de sobrecogedor silencio, se encuentra esta playa o cala de arenas finas conocida como Arenillas, una de las pocas de esas características a lo largo del conjunto de calas y acantilados que une las poblaciones de Tarifa y Algeciras, un escenario rocoso y una formación geológica conocida como Flysch y rasa mareal. Su difícil acceso la convierte en una de las playas más vírgenes y solitarias de la provincia de Cádiz.
9. Los Llanos del Rabel.
Este antiguo enclave de reunión de los habitantes de la zona en época musulmana, donde venían a abastecerse de agua, es uno de los lugares más bellos y apacibles del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Los Llanos del Rabel son el mejor mirador del anfiteatro natural que conforman la Sierra del Pinar, con sus bellos pinsapos, y el pico del Torreón, el más alto de la provincia de Cádiz con sus 1.648 m. Considerada Zona de Reserva del Parque, nos sorprenderá por su variada y colorista vegetación mediterránea, que cobija una gran variedad de fauna.
10.La Piedra Salmedina.
Aprovechando la bajada de la marea, un pequeño islote natural, una “Piedra”, un oscuro arrecife frente a la costa de Chipiona y de nombre Salmedina emerge de las profundidades. Promontorio donde estuvo el palacio del gigante tricéfalo Gerión, primer rey mitológico de tartessos; faro que servía en la Antigüedad como guía a navegantes y donde Estrabón y Mela nos sitúan la “Torre Caepionis”; testigo geológico del innumerable trasiego de navíos y galeones que surcaron la peligrosa y misteriosa barra rocosa del Guadalquivir; restos de la cantera que en distintas épocas fuera explotada por los romanos y las huestes de Felipe II; mucha historia, muchos secretos y un lugar mágico en un entorno natural fascinante que se convierte cada año en escenario de un curioso evento musical.
Antxón Urrestarazu Echániz
Obra bajo licencia Creative Commons
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