En plena Sierra de Grazalema, en la provincia de Cádiz, se encuentra el pueblo más pequeño y coqueto de la misma. Villaluenga del Rosario es una localidad muy conocida por sus quesos de cabra payoya y sus espectaculares formaciones kársticas, entre las que destacan los poljés. Nos hemos acercado a conocer estos últimos en los Llanos del Republicano .
LA LOCALIDAD
Villaluenga del Rosario ,»villa larga», guarda relación con la forma alargada de su casco urbano. Esta bella localidad situada entre las Sierras del Caíllo y de Líbar, es la más alta de la provincia de Cádiz, con sus casi 900 m de altitud, y es la más pequeña en número de habitantes, no alcanza los 500. Se trata de uno de los pueblos blancos de la sierra gaditana, en el corazón del P.N de la Sierra de Grazalema, un auténtico remanso de paz y aislamiento la mayor parte del año.
Aunque se tienen noticias de la existencia de asentamientos humanos desde el Neolítico, y son visibles los restos de su pasado romano, como es el caso de su calzada, el núcleo urbano es producto de la ocupación árabe, que se extiende desde el año 716 hasta el 1485.
La singular plaza de toros del siglo XVIII, construida entre rocas y de forma octogonal, la más antigua de Andalucía; la fascinante obra de ingeniería hidráulica andalusí conocida como qnat, un acueducto de la época árabe que permitía el abastecimiento de agua ante las dificultades de retención derivadas de los suelos kársticos; y la cabra payoya, que permite la producción de unos quesos que han dado gran renombre a esta localidad, son algunos de sus elementos más destacables.
EL PAISAJE KÁRSTICO
Todo el entorno de Villaluenga está dominado por la presencia salvaje del paisaje kárstico, que se funde con el encinar en un escenario de una belleza sobrecogedora. Toda la magia del karst, ese singular proceso por el cual las grandes moles de roca caliza que surgieron del mar por el movimiento de los continentes, hace millones de años, y que se han visto transformadas por la acción del agua de lluvia y sus reacciones químicas correspondientes, genera la formación de un gran número de accidentes geológicos de gran belleza, tanto en superficie como en el subsuelo.
Los más bellos son los llamados poljés y dolinas, así como las importantes cuevas, simas o sumideros, que han propiciado el desarrollo de interesantes actividades relacionadas con la espeleología, e incluso la creación en la localidad de un Centro de Tecnificación de la Espeleología.
Los poljés son depresiones alargadas de fondo horizontal enmarcadas por vertientes abruptas. Están recorridos total o parcialmente por corrientes de agua, que desaparecen súbitamente por sumideros o pozos, y continúan circulando subterráneamente. Es el caso de la singular formación geológica conocida como Manga de Villaluenga, así como los preciosos Llanos del Republicano, actualmente convertidos en pastos para el ganado. Las dolinas son poljés más pequeños, depresiones formadas en los lugares donde el agua se estanca. Pueden tener formas diversas y unirse con otras vecinas, formando uvalas.
El paisaje kárstico se ve salpicado y embellecido por grandes masas de encinas, el ecosistema predominante del Parque Natural, capaces de adaptarse a las condiciones de altitud y los distintos tipos de suelos.
LOS LLANOS DEL REPUBLICANO
Este gran poljé situado en las cercanías de Villaluenga, concentra toda la magia y belleza del paisaje kárstico del entorno. Este verde valle rodeado de grandes masas de piedra caliza, fruto de siglos de procesos geológicos misteriosos, se ve acompañado de antiguas leyendas que terminaron por bautizarlo con tan singular topónimo. Se cuenta que cuando las tropas franquistas tomaron los pueblos de la sierra gaditana, algunos republicanos buscaron refugio en las cuevas de la zona, y otros huyeron por estos llanos en dirección a la provincia de Málaga, que aún era fiel al gobierno constitucional de la República. Dos de estos republicanos fallecieron en estos llanos, e incluso uno fue arrojado a la gran Sima del Republicano, que actúa como sumidero del valle.
LOS ACOMPAÑANTES
Antxón Urrestarazu Echániz
Obra bajo licencia Creative Commons
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