Hace meses leímos en el Diario Vasco de San Sebastián una curiosa historia que nos llamó la atención, relacionada con la emigración de cacereños al norte de España, concretamente a San Sebastián, y la existencia de un habla en una zona muy concreta del noroeste de Cáceres, en la Sierra de Gata: A Fala.
Nuestro buen amigo y miembro fundador de Euskádiz Juan García, nos venía hablando desde hace tiempo de un rincón mágico, silencioso, un tanto aislado, y con pueblos medievales preciosos, situado en el noroeste de Cáceres, junto a la frontera portuguesa, una zona conocida como la Sierra de Gata. Un territorio con legendarias señas de identidad, donde además existía un habla o dialecto conocido como A Fala, que pervive en algunas localidades de la misma desde tiempos remotos. Y recordamos haber leído algo al respecto en el Diario Vasco, que nos llamó la atención en su día. Era un interesante reportaje sobre emigrantes cacereños en Donosti, que conservaban un dialecto o habla muy minoritario.
Llamados por esa curiosidad cultural, si además se trata de un paisaje sugerente, de posibilidades de senderismo, de una cultura y unas tradiciones centenarias, y además se ofrece una buena gastronomía, no se hable más, allí nos vamos los de Euskádiz. Nos hemos pateado la Sierra de Gata a conciencia: sus preciosos pueblos y sus rutas naturales; hemos hablado, y mucho, con sus moradores; y hemos degustado interesantes platos de la cocina serragatina.
Dada la proximidad entre las distintas localidades, y la existencia de una carretera que atraviesa de este a oeste la Sierra de Gata (la Ex-205), es muy fácil y rápido moverse por la zona. Todos los pueblos tienen un encanto especial: su arquitectura rural de granito, pizarra, adobe y madera; sus trazados medievales, con pasadizos y corredores; los detalles urbanísticos y arquitectónicos, como los regueros de agua de sus calles, las ventanas geminadas de Hoyos o los tozones (vigas de madera talladas) en San Martín de Trevejo. Es tierra de castillos y piscinas naturales, de viejos olivos y viñedos de variedades autóctonas (muy interesante la cultura de los molinos de aceite y los vinos de pitarra).
LOS PUEBLOS:
Estos son algunos de los pueblos que más nos han gustado:
Robledillo de Gata.
Laberinto de callejones empinados y sinuosos que saben a piedra, pizarra y barro, adornados con innumerables pasadizos y corredores; las vistosas cascadas del río Árrago atravesando la localidad; la iglesia de planta hexagonal con pórtico circular de 10 columnas; y el Museo del Aceite, recientemente restaurado, una auténtica joya etnográfica. Un viaje a otros tiempos.
San Martín de Trevejo.
Junto con Valverde y Eljas, territorio de A Fala. Su precioso urbanismo medieval y la arquitectura serrana llena de detalles; la preciosa plaza Mayor, con sus sobrios soportales, su fuente, la torre campanario y la Casa del Comendador; la magnífica iglesia de San Martín de Tours, con notables obras de arte; el castañar de Ojesto, uno de los mayores de Europa, que recorre una bella calzada de origen romano. Una experiencia única para los sentidos.
Trevejo.
La joya de la corona. Una minúscula aldea de 10 vecinos encaramada sobre un promontorio; su arquitectura granítica; un Castillo fantasmal surgido de los confines del tiempo; una preciosa torre espadaña junto a la iglesia, rodeada de tumbas antropomorfas; y el «Buen Avío«, una taberna espectacular. Una evocadora aldea de aires pétreos y corte ancestral.
Santibánez el Alto, con su castillo cementerio y el entorno natural y etnográfico de los Pajares.
Torre de Don Miguel, un laberinto de calles lleno de túneles y pasadizos, con su imponente iglesia, su coqueta ermita de Nª Sra. de Bienvenida y la ruta de los molinos de aceite.
Villasbuenas de Gata y su robusta arquitectura, con una visita obligada al embalse y al Baño de la Cochina.
Hoyos, monumental, sus tres plazas, con una arquitectura y un trazado urbano llenos de detalles.
Gata, su histórica Fuente el Chorro, su impresionante iglesia parroquial, sus palacios, el ambiente popular y la torre Almenara, que bien merece un esfuerzo para disfrutar de las magníficas vistas.
SENDERISMO Y PARAJES NATURALES:
Existe muy buena información y señalización para realizar bellos paseos en las proximidades de los pueblos, así como diversas excursiones montañeras de dificultad media o rutas para bicicleta de montaña. La Red de Senderos de Sierra de Gata de Adisgata, ofrece una información excelente clasificada en Senderos del GR 10; Senderos de Pequeño Recorrido; y Senderos Locales. Nosotros hicimos varias excursiones montañeras y os recomendamos las siguientes:
1. El Castañar de Ojesto. Desde San Martín de Trevejo al Puerto de Santa Clara. De aquí, el sendero permite subir al Pico Jálama, de preciosas vistas.
2. Ermita de Santo Tomé. Una ruta circular desde Robledillo de Gata, siguiendo el río Árrago.
3. Cascada de La Cervigona, un espectacular salto de agua en una ruta que parte y finaliza en Acebo.
4. Castillo y Torre de Almenara, desde Gata. Ascenso hasta la Almenara para disfrutar de las mejores vistas a la Sierra de Gata.
Son muy interesantes los parajes naturales que rodean los embalses de Borbollón y Rivera de Gata.
ALOJAMIENTOS:
Existe una interesante oferta de casas rurales en casi todos los pueblos. Nosotros os recomendamos los siguientes alojamientos.
Casa Rural Molino del Medio, en Robledillo de Gata.
Hospedería Conventual Sierra de Gata, en Gata.
Apartamentos rurales A Fala. San Martín de Trevejo.
Apartamentos y casa rural Zocailla. Gata.
GASTRONOMÍA:
Tierra de olivares centenarios y molinos de agua, de viñedos de variedades antiguas y vinos de pitarra, Sierra de Gata ofrece al visitante una espléndida gastronomía donde predominan las setas, las calderetas de cordero y cabrito, las migas y morcillas patateras, una cocina sencilla pero sana y sabrosa. Y una curiosidad que pudimos degustar: la ensalada de maruja o regajo, una planta deliciosa que crece en el agua limpia de los regatos de los campos y en los arroyos poco profundos.
Nosotros disfrutamos de algunos restaurantes de cocina casera que conviene anotar: Los Portales y El Lagar en Gata; restaurante El Capricho, en Villamiel; taberna El Buen Avío, en Trevejo; y el restaurante Peña el Fraile, en Santibáñez el Alto, en el cruce de la carretera Ex-205.
PATRIMONIO CULTURAL: A Fala
Sorprende entrar a primera hora a desayunar en un bar de San Martín de Trevejo y escuchar de repente un habla del que apenas entendemos alguna palabra suelta. Estamos en territorio de A Fala, una mezcla de palabras gallegas y portuguesas, con vocablos astures, con sus distintas variantes en los tres pueblos donde se conserva: San Martín de Trevejo habla el «mañegu«, Eljas habla el «lagarteiru«, y Valverde del Fresno el «valverdeiru«.
La teoría más aceptada es que, en tiempos de la Reconquista, esta zona limítrofe con Portugal fue repoblada con gentes provenientes del noroeste de España, y que sus condiciones de aislamiento han propiciado la conservación del habla original de los repobladores. En algunos de dichos pueblos la rotulación de sus calles y de los distintos servicios aparece escrita en castellano y en A Fala.
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