En estos días, en que la espiritualidad y la actividad turística conviven hermanadas en santa concordia, nada mejor que una visita a una de las joyas artísticas que ofrece la ciudad de Cádiz: el Oratorio de la Santa Cueva. No es uno de los lugares más frecuentados por los turistas y muchos gaditanos/as confiesan no haberlo visitado. Pero se trata de un lugar exquisito que no debéis perderos en vuestra próxima visita a la ciudad. Ningún otro edificio gaditano refleja mejor, probablemente, el periodo de esplendor que vivió la ciudad durante los siglos XVII y XVIII. En torno al mismo se juntan dos grandes genios de la pintura y la música: el pintor Francisco de Goya y el compositor austriaco Joseph Haydn.
Arquitectura, pintura, escultura y música, todo ello reunido en este pequeño espacio que concentra toda la espiritualidad de una época de esplendor para la ciudad de Cádiz, y que le llevó a convertirse en una de las más prósperas de Europa.
Algunos datos
El Oratorio de la Santa Cueva es uno de los mejores exponentes de la arquitectura neoclásica religiosa española, si bien mantiene ciertos componentes de estilo barroco.
El edificio se encuentra situado en la calle Rosario, en Cádiz, junto a la iglesia del mismo nombre. Su origen se remonta a 1756, cuando, en el marco de las obras de restauración de la iglesia, se encuentra un sótano que albergará inicialmente a la Cofradía sita en la iglesia. Cuando se coloca al frente de la misma a José Sáenz de Santa María, Marqués de Valde-Íñigo, se inician las obras de construcción del edificio, aproximadamente en 1781, inicialmente encargadas al arquitecto Torcuato Cayón y, a la muerte de éste, a su discípulo y ahijado Torcuato Benjumeda. El conjunto consta en esencia de una iglesia elíptica superior y una capilla subterránea bajo la anterior.
A destacar
La visita impresiona y sobrecoge, exalta y emociona. Todo el conjunto de valores artísticos concentrados en tan poco espacio ha sido extensamente tratado por distintos autores, por lo que no me extenderé en los mismos. Por mi parte, quiero destacaros dos aspectos que me han resultado especialmente atractivos:
En primer lugar la configuración arquitectónica del edificio. El juego de espacios, la distribución de las capillas, una encima de la otra, la iluminación y los elementos de conexión y acceso conforman un conjunto arquitectónico único y extraordinario.
El segundo aspecto que me ha entusiasmado es el magnífico contraste entre el carácter sobrio y sencillo, pleno de espiritualidad, de la capilla subterránea, dedicada a la Pasión de Cristo, frente a la exuberancia y riqueza artística de la iglesia superior, dedicada al Santísimo Sacramento.
La capilla subterránea sobrecoge por su sobriedad y por la fuerza expresiva de la obra escultórica situada en el altar frontal y conocida como El Calvario, obra en mármol de los escultores Vaccaro y Gandulfo.
La iglesia superior, a la que se accede a través de una escalinata de mármol blanco y pasamanos de caoba, es un espectacular ejemplo de neoclasicismo que conserva un guiño barroco en su construcción en forma elíptica. Es obra de Ventura Rodríguez.
Goya y Haydn
Para rematar tanta exquisitez artística y a modo de guinda del pastel, hay que resaltar los tres lienzos de Francisco de Goya que se pueden contemplar en los lunetos de la bóveda elíptica de la iglesia superior. Se trata de sus obras “La multiplicación de los panes y los peces”; “El convite real”; y “La última cena”. La relación de Goya y Cádiz es digna de un estudio profundo que escapa a esta breve presentación.
Y como colofón, a modo de acompañamiento musical de esta muestra artística única, el compositor austriaco Joseph Haydn compuso su obra “Las siete palabras de Cristo en la cruz” para la Santa Cueva, a iniciativa de José Sáenz de Santa María, con la mediación de dos personalidades ilustradas de la nobleza gaditana.
Os dejo un magnífico vídeo realizado por el Gabinete Pedagógico de Bellas Artes de Cádiz que terminará por convenceros de la necesaria visita a esta joya gaditana llamada el Oratorio de la Santa Cueva.
Antxon Urrestarazu
Obra bajo licencia Creative Commons
La capilla Alta o Eucarística no es obra de Ventura, es obra de Torcuato Benjumeda