Este verano hemos estado en Tarifa (Cádiz). A buen seguro la mayoría pensaréis que hemos andado en plan playa y chiringuitos por Valdevaqueros o la playa de los Lances, y de txikiteo por las sugerentes tascas tarifeñas. Pues nada más lejos de la realidad. Hemos estado en Tarifa, si, pero pateando y dando chapuzones en uno de los rincones más espectaculares de su sierra, en el Parque Natural de los Alcornocales, la última selva de Europa.

Dedicado a Antonio, nuestro particular Dersú Uzalá.

Antonio con las playas de Tarifa al fondo.

Con casi 170.000 hectáreas de exuberante vegetación, que se extiende por dieciséis municipios de la provincia de Cádiz y uno de la provincia de Málaga, encontramos la última selva europea; es el llamado Parque Natural de los Alcornocales. Sus especiales condiciones climáticas, de características similares a la de territorios selváticos subtropicales, han hecho posible esta conjunción de foresta y fauna que propiciaron el asentamiento humano desde la Edad de Piedra. Es una auténtica maravilla de la naturaleza, y muy desconocida para la gran mayoría.

Entre helechos y laurisilvas.

A lo largo de estos últimos años hemos recorrido infinidad de rutas maravillosas en el Parque Natural, siempre de la mano de nuestro buen amigo Antonio Gutierrez “Guti”, ya fuera para visitar sus cuevas y abrigos con preciosas pinturas rupestres, o las bellas y desconocidas tumbas antropomorfas; ya para recolectar setas en lugares recónditos, en especial los boletus, amanitas cesáreas y chantarellas; ya para recorrer sus bosques de niebla y humedad y sus cerrados canutos de arroyos desbordantes de agua y vegetación; ya para conocer ese arte ancestral del descorche o “la saca” en compañía del buen amigo Luis Aranda; ya para, simplemente, pasear por sus veredas y darnos unos chapuzones en sus innumerables pozas y cascadas.

Qué buen baño, Jesús!

Este verano, primero en junio y nuevamente en estos días de agosto, Antonio nos ha descubierto uno de esos rincones de los que te quedas prendado de por vida. Muy cerca de Tarifa, del Estrecho de Gibraltar y el continente africano, apenas a una hora de ruta, nos hemos sumergido en plena selva mediterránea, entre gargantas, canutos y cascadas; laurisilvas y preciosos y enormes helechos, chaparros y quejigos en candelabro; entre dólmenes y ciervos huidizos. Y como el verano ha sido de calor, los chapuzones han sido constantes.

Bajo la cascada.

La provincia de Cádiz nunca termina de sorprenderme. Gracias «Guti» por estas experiencias inolvidables.

Os dejamos el reportaje fotográfico que ha hecho Jesús Oliden. Juzgad vosotros/as!!

Oteando el horizonte. De allí llegaron los fenicios.

Adentrándonos en la selva gaditana.

Entre helechos y chaparros.

Hacia la garganta.

Aparecen los canutos.

El agua abunda a pesar del caluroso verano.

Buena tropa.

Dolmen.

Los alcornoques o chaparros.

Y en esas, apareció la cascada.

Al agua patos!

El bañito reparador en la poza.

Y el hamaiketao que no falte. Dedicado a nuestro amigo Quino, de Cuca.

Fotos: Jesús Oliden Rodríguez-Sánchez

Antxón Urrestarazu Echániz

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