Quienes se aproximan a Cádiz por alguno de sus dos accesos terrestres, o si por el contrario lo hacen por mar, observarán dos torres gemelas catalogadas como Patrimonio Histórico Andaluz y Bien de Interés Cultural (BIC), que sobresalen en la planicie del paisaje como si se afanasen en ser las primeras en dar la bienvenida a la ciudad.
Estas torres con semejante catalogación, no son, como cabía esperar, obras legadas por alguna de las civilizaciones que habitaron este rincón, sino estructuras metálicas que sirven de soportes del tendido eléctrico que, instaladas en el Barrio de Puntales en Cádiz y en el Trocadero de Puerto Real, salvan los 1639 metros que separan a ambas orillas en el denominado saco interior de la Bahía Gaditana.
Tan singular obra de arquitectura industrial, también llamada Pilones de Cádiz, está formada por dos estructuras de perfiles de acero galvanizado con forma troncocónica y ligera curvatura, que arrancan desde un basamento de hormigón armado pretensado. El diámetro en sus bases es de 20,70 metros, culminando el fuste con un diámetro de 6 metros, punto donde descansa el travesaño horizontal de 70 metros, formado por dos pirámides romboidales unidas por sus bases que sostienen las catenarias de cables eléctricos.
Estas torres difieren mínimamente en su altura, alcanzando los 160 metros la Torre de Matagorda ubicada en Puerto Real y los 156 metros de la Torre de Puntales situada en Cádiz.
El conglomerado de empresas estatales italianas, Ente Nazionale Idrocarburi (E.N.I.), obtuvo el encargo de la fabricación de estos pilones por parte del español Instituto Nacional de Industria (I.N.I.). Este extraordinario proyecto de diseño hiperboloide, fue materializado bajo la dirección del ingeniero italiano Remo Scalla entre los años 1957 a 1960. Después de tantos años, siguen prestando su esencial servicio.
Son pocas las torres de tendidos eléctricos que, como las gaditanas, estén construidas bajo diseño hiperboloide, siendo las primeras las proyectadas por el ingeniero y científico ruso Vladímir Shújov, inauguradas en 1929 con el objeto de conseguir que las líneas eléctricas sobrevolasen el río Oká, en las cercanías de la ciudad rusa de Dzerzhinsk. En la actualidad también siguen operativas.
Aunque la vista de esta obra de arte de la arquitectura industrial se disfruta desde varios puntos de la ciudad, cuando vengáis de turismo por Cádiz os aconsejamos que no os privéis de contemplarlas desde un lugar próximo. Y pese a que llegar hasta los emplazamientos de ambas torres es difícil, dado que se localizan en lugares de accesos restringidos (Base Naval de Puntales de Cádiz y Muelle de la Cabezuela en Puerto Real), ver la torre gaditana a escasos metros es posible desde el extremo sur de la Avenida de la Bahía, lugar privilegiado para admirar sus celosías de rombos inscritos en rectángulos, así como entrever en la diafanidad de su interior, la singular escalera que trepa hasta la cúspide pegada a la celosía, describiendo una perfecta espiral cónica.
Nota a la imagen superior: Por desgracia, ignoramos la autoría de esta imagen, pero podemos dirigiros al enlace en donde la encontramos. Nos gustó la foto y el artículo: Las torres de la luz. Por Julio Malo.
Fuentes:
- Instituto Nacional de Industria (I.N.I.) Centro de estudios técnicos de electricidad. Cruce de la Bahía de Cádiz con línea eléctrica a 132.000 V
- Sociedad Española de Montajes Industriales (S.E.M.I.) Archivos históricos. Boletines nº16 Julio 1958; nº17 Diciembre 1958 y nº19 Diciembre 1959
Juan dos García
Obra bajo licencia Creative Commons
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