Es tarde de noviembre en Cádiz. Me he sentado en la terraza de «El Pelícano» a disfrutar de los bien merecidos café y copa que acompañan a la sobremesa de un viernes (sana costumbre a mantener mientras que se pueda), frente al mar y con el sol casi en el ocaso. A mi derecha asoma la Casa Iberoamérica, antigua Cárcel Real.
Desde aquí uno puede sorprenderse descubriendo el que fue calificado por Enrique Romero de Torres en el Catálogo Monumental de Cádiz como «el edificio civil de mejor gusto arquitectónico de Cádiz» y «si no fuera por la leyenda (*) antes citada se podría pensar que habría sido construido para un museo o centro literario».
Nunca había reparado en él desde este ángulo, pero fue la luz, y quizás la sobremesa y la compañía, la que me hizo prestarle más atención. Conocía su frontal, había pasado infinidad de veces por delante, lo conocí casi en ruinas y abandonado, pero ahora esa luz que veis en las fotos me atrajo como un imán hasta coincidir con quien lo calificó como mejor edificio civil de Cádiz. Quizá para continuar olvidando las leyendas lo han rebautizado con el rimbombante nombre de Casa Iberoamérica.
Como niño con un juguetito nuevo, me puse a hacer fotos probando las diferentes funcionalidades de mi cámara. No sólo me sorprendió la Cárcel Real, también me prendió ese montón de bloques lanzado al mar de forma tan organizada y casi milimétrica.
Bonita tarde atrapado por las caricias del sol de noviembre en esta tierra (envidia sana de los que vivís más arriba) hasta desaparecer en el horizonte; atrapado por la geometría de los bloques, por la luz proyectada sobre la piedra del edificio y voluntariamente rendido a mi gin-tonic, que tardé en tomarlo el mismo tiempo que empleó el sol en zambullirse suavemente en el Atlántico.
Di el último sorbo a mi brebaje, se escondió el sol, se apagó la maravilla de luz que iluminaba la Cárcel Real, se agotó la batería de la cámara y desapareció el encanto. Mejor volver a casa.
- (*) Desconozco la leyenda y no he podido localizarla. Sí sé que el Catálogo Monumental de Cádiz consta de once volúmenes, tres de texto que no se conservan y ocho de fotografías. Supongo que la leyenda, que será truculenta, estará relacionada con su uso como cárcel, aunque luego, ya en el siglo XX, mejoró su condición siendo la sede de los Juzgados.
- La imagen antigua de la Cárcel Real se ha extraido del Catálogo Monumental de Cádiz.
- Información sobre El Pelícano aquí.
Ángel F. Veas
Obra bajo licencia Creative Commons
Has descrito muy bien el encanto de esta parte de Cádiz. Precisamente, este pasado sábado estuve paseando por esa zona porque fui a visitar la exposición que, con motivo de los 150 años del gaditano Instituto Columela, se encuentra en la Casa de Iberoamérica o -como la seguimos conociendo en Cádiz- antigua Cárcel Real.
Sobre lo que escribes de Enrique Romero de Torres, por si te puede ser de ayuda, además de la obra de once volúmenes que citas, hay una obra publicada del mismo autor, dos tomos del Catálogo Monumental de España – Provincia de Cádiz, del año 1934, uno de texto y otro de láminas, donde se puede leer sobre la Cárcel Real:
«Es el edificio civil de mejor gusto arquitectónico de Cádiz. Si no se leyera la inscripción que corre encima de su portada, ODIA EL DELITO: COMPADECE AL DELICUENTE, se creería que habría sido construido para un museo o centro literario»
Creo que esa frase, cuya autora fue Concepción Arenal, es la leyenda a la que te refieres.
Un cordial saludo a los amigos de Euskádiz
Gracias por tu comentario José María. Coincidimos en que esta es una de las vistas con más encanto de Cádiz y, si se acompaña de esa luz, del brebaje y de la buena compañía, la cosa mejora.
Gracias también por la información sobre los dos tomos del Catálogo Monumental de España – Provincia de Cádiz, del año 1934. Daré una vuelta por «Raimundo» a ver si lo encuentro. Las fotos de los 8 tomos son reveladoras de lo que era y ya no es.
Tengo pendiente la visita a la exposición de los 150 años del Instituto Columela.
Un saludo desde Euskádiz. Ángel.