Os proponemos una ruta de cuatro días para conocer la costa gipuzkoana, desde Hondarribia, en la frontera francesa que marca el río Bidasoa, hasta la provincia de Bizkaia, junto a la playa de Saturrarán de Mutriku. Hoy recorreremos la primera parte, entre Hondarribia y Donostia.
Localidades pintorescas y marineras, playas de finas arenas, Parques Naturales, atractivos museos y ancestrales tradiciones. Y siempre la gastronomía en el punto de mira, desde estrellas Michelín y la nueva cocina vasca, hasta el txikiteo acompañado de la cocina de miniatura por excelencia: los pintxos.
Una buena base de operaciones para realizar nuestra ruta puede ser alguno de los alojamientos rurales situados en el barrio de Urdaneta (Aia), en el Parque Natural de Pagoeta, muy cerca de la localidad de Zarautz. Un buen lugar donde hospedarse es Sagarmaneta, donde os atenderá Aitor, en un lugar tranquilo y apacible de la Gipuzkoa verde, cerca del mar y estratégicamente situado para visitar la costa gipuzkoana.
Hoy recorreremos la primera parte de la ruta, entre Hondarribia y Donostia-San Sebastián.
Día 1. Hondarribia y Pasaia
Ya nos contó nuestro amigo Juan aquello de «Hondarribia, qué bella eres«. Llegamos a Hondarribia, para dirigirnos inicialmente a la parte alta de la ciudad. En la plaza de Armas se encuentra la oficina de turismo, punto de arranque para una visita a la ciudad medieval y para un paseo por el antiguo recinto amurallado, con sus monumentales palacios y casas señoriales de amplios aleros y sus estrechas calles empedradas. Está declarado Conjunto Monumental. Tras un cafecito en el impresionante castillo medieval del siglo X, convertido actualmente en Parador, nos dirigimos en suave descenso hacia el barrio de La Marina, para sumergirnos en la tradición marinera de Hondarribia. Allí nos esperan las pintorescas casas de pescadores y todo tipo de bares donde degustar los mejores pintxos acompañados del txakolí o la sidra. Antes de comer, daremos otro breve paseo a lo largo del paseo marítimo, para disfrutar de la desembocadura del río Bidasoa, junto a la bahía de Txingudi, y de las primeras señales de Hendaia y su magnífica playa, en la costa francesa. Una pequeña motora nos permitirá realizar la travesía hasta el país vecino. Para comer, dos recomendaciones: de pintxos por La Marina, o una buena mesa de cocina vasca tradicional en la Hermandad de Pescadores.
Por la tarde subiremos por una serpenteante carretera en dirección al monte Jaizquíbel, con parada obligada en el santuario y fuerte de Guadalupe y en el mirador a la bahía de Txingudi y Hendaia, justo antes de la cima. Al descender el puerto, tomamos la desviación a la derecha en dirección a Pasajes de San Juan (Pasai Donibane), en la comarca de Oarsoaldea. Aparcamos en el parking de superficie de la entrada y nos preparamos para un paseo a lo largo del bello pueblo situado en la desembocadura del puerto de Pasajes. Tras una parada en la oficina de turismo (casa y museo de Víctor Hugo), y pasada la plaza de pintorescas casas marineras, continuaremos el recorrido, bordeando siempre el puerto, por el paseo que lleva hasta la bocana del mismo. Al final del paseo hay un merendero donde tomar unas sardinas o una tortilla de patatas con sidra. Antes o después de la «afari-merienda», conviene cruzar en barca hasta la vecina Pasajes San Pedro en las motoras de transporte público, y dar un paseíto por la localidad del marino Blas de Lezo.
Día 2. Donostia-San Sebastián
Para descubrir lo que la ciudad de La Concha esconde, conviene empezar el día con una visita al Peine del Viento, la soberbia escultura de Chillida situada junto al Monte Igueldo. Desde allí parte un bonito paseo marítimo a lo largo de las playas de Ondarreta y la Concha, donde disfrutar del azul y blanco donostiarra. Al final nos esperan el elegante Ayuntamiento, el bello edificio modernista del Náutico, el puerto y el Casco Antiguo, conocido como la «Parte Vieja». También es muy recomendable subir a alguno de los dos Montes que circundan la bahía, para disfrutar de unas espléndidas vistas de la ciudad. Para subir al Monte Igeldo tenéis un antiguo y coqueto funicular. Otra opción es el romántico paseo hasta la cima del Monte Urgull, partiendo desde el puerto.
Después del ejercicio, es recomendable sumergirse en la Parte Vieja, visitar las plazas de la Constitución y de la Trinidad, lugar donde nació el prestigioso Festival de Jazz, el Mercado de la Bretxa, El Boulevard y, para amantes de la cultura, el sugerente Museo de San Telmo, en la plaza de Zuloaga.
Al mediodía, es recomendable «ir de pintxos» por el casco antiguo. Dos lugares típicos son: Paco Bueno, bar de lugareños, en la calle Mayor 6. Y Txepetxa, calle Pescadería 5, un bar con múltiples variantes de pintxos de anchoas. En realidad se trata de una zona o parque temático del pintxo, donde lo suyo es dejarse guiar por la vista. Si en lugar de ir de pintxos preferís sentaros a comer una comida tradicional vasca, una garantía culinaria es siempre restaurante Urola, de la calle Fermín Calbetón 20. (Siempre llamad con tiempo para reservar).
Tras la comida, salimos de la Parte Vieja por el Boulevard, donde comienza el llamado Ensanche de Cortázar, una interesante zona urbana y comercial que tiene en la avenida de la Libertad, la plaza de Gipuzkoa y la catedral del Buen Pastor sus principales lugares de interés. Conviene dar un paseo por el entramado de sus cosmopolitas calles, disfrutar de los bellos edificios modernistas, levantados según una planificación urbanística modélica, y aprovechar la atractiva y diversa oferta comercial que nos ofrece la zona. Al atardecer, tomaremos la avenida de la Libertad en dirección al río y al barrio de Gros. Es muy interesante realizar un recorrido a lo largo de la calle de la República Argentina, partiendo desde el puente de Santa Catalina y bordeando el río Urumea, hasta llegar al Palacio del Kursaal, los cubos de Moneo. En el camino disfrutaremos de dos edificios emblemáticos de la ciudad: el hotel María Cristina y el teatro Victoria Eugenia, que, junto al Kursaal, componen la zona cero del Festival de Cine de San Sebastián. Un bonito entorno desde donde divisaremos el Paseo Nuevo y la playa de la Zurriola, paraíso del Surf.
Para cenar nos adentraremos en el popular barrio de Gros, una zona típica de txikiteo y pintxos. Hay un bar muy interesante cerca del Kursaal: la Bodega Donostiarra, en la calle Peña y Goñi 13. También hay unos cuantos bares atractivos en la calle Zabaleta. De regreso al centro se puede tomar una copita acompañados de buen jazz en el clásico pub Altxerri, cerca del Boulevard (comprobar programación).
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Antxón Urrestarazu Echániz
Arantza González Sánchez
Obra bajo licencia Creative Commons
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